
EL DILEMA DE LA MINIFALDA
La minifalda no debería ser un tema de controversia para esta época como tampoco la excusa para palabras soeces y abusos hacia la mujer. Creada en tiempos de revolución en el año de 1965 por la diseñadora Mary Quant, inspirada en su mini cooper, con dimensiones desde los 34 hasta los 20 centímetros. Unos modelos para nada económicos comparándolos con la cantidad de material que se utiliza para elaborarla, un elemento de vestuario inmoral para la iglesia (otra vez somos inmorales y provocadoras) y un distractor importante para los conductores según las estadísticas de ese tiempo, causando accidentes automovilísticos.

Mary Quant the fashion designer in her lab in Chelsea measuring the length of a mini skirt: Year 1965
Provocadora de milagros, la pastillita azul no existía para entonces, causa más impresiones y sensaciones que el mismo bañador. Un caso digno de estudio por la manera como se ha educado la sicología masculina, además de la doble moral en los hombres de una sociedad que sueña con mujeres en minifalda pero no le permite su uso a las de su casa. Una prenda como muchas de las que utilizamos, sensacionalizadas y puestas en inquisición por generar reacciones que no siempre caben en nuestro imaginario de deseo. Utilizada para el beneficio de un contrario pero sacando de contexto los momentos y las ocasiones en las que las utilizamos, al parecer mostrar alguna parte de nuestro cuerpo es sinónimo de suciedad, como si hacerlo causara epidemias mundiales.
A finales del 2010 en Republica Checa, las autoridades deciden poner en curvas e intersecciones peligrosas, mujeres policías de tránsito hechas en cartón para disminuir la velocidad y los accidentes, este experimento resultó siendo un fracaso porque la cantidad de accidentes se duplicó. La culpa no es de la falda y mucho menos de quien la porta, la educación sexual por la que se luchaba en los años 60, hizo movilizar a toda una generación de mujeres que buscaban no solo respeto sino también el derecho de ser quienes quisieran sin tener que someterse a un juicio.
La verdad es que en este tema no hemos evolucionado mucho, somos juzgadas por una sociedad carente de autoridad en cuestiones de moral, hombres y mujeres que no han entendido la implicación que tiene justificar un abuso o una falta de respeto por las determinas prendas que se utilizan…